Los días 2 y 3 de febrero tuvo lugar en Barcelona el seminario de “Diseño e implantación de experiencias didácticas con calculadora” organizado por la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (FESPM) en colaboración con la División Educativa de CASIO España, para debatir y compartir experiencias sobre el uso de la calculadora en el aula.
Situación actual
La FESPM siempre ha apoyado que la calculadora sea un recurso más en la clase, ya que es una herramienta didáctica que facilita al alumno el trabajo, para dedicar más tiempo a la reflexión y al análisis de conceptos matemáticos. La normativa actual indica que, (enlace a Real Decreto) “se deben emplear las herramientas tecnológicas adecuadas al tipo de problema, situación a resolver o propiedad o teorema a demostrar, tanto en la búsqueda de resultados como para la mejora de la eficacia en la comunicación de las ideas matemáticas", lo que confirma que su utilidad debe ser considerada en todos los ámbitos del estudiante.
Actualmente nos encontramos en una situación en la que el manejo de la calculadora no es aceptado por todos los docentes por igual. En las pruebas de acceso a la Universidad de las distintas comunidades, los modelos permitidos cambian dependiendo de la normativa publicada cada año. ¿Por qué tanto miedo a utilizarla? La calculadora durante un examen solo da un resultado que el alumno debe interpretar, el profesorado ha de ser consciente de que los contenidos matemáticos aprendidos de forma integrada y contextualizada son los que ayudarán a sus estudiantes a adquirir destrezas y desarrollar capacidades de utilidad para su futuro, no el saber calcular.
Comparando la situación que tenemos en España respecto a su uso en los exámenes de selectividad, deberíamos cuestionarnos que estamos preguntando a nuestros estudiantes en estas pruebas ¿realmente se evalúan las competencias matemáticas? ¿o se evalúa la capacidad de cálculo?. Antes de contestar a esta pregunta, debemos tener presente cual es la situación en otros países como Portugal, Francia o Finlandia, donde el uso de la calculadora es necesario para realizar estos exámenes. ¿Estamos realmente preparando al alumno para establecer hipótesis, diseñar estrategias y enfrentarse con estas herramientas a su futura vida laboral?
Los futuros pasos
Desde la FESPM están trabajando tres ámbitos:
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Fomentar las nuevas tecnologías como recurso didáctico.
Adaptación del contenido a las tecnologías que nos rodean y explicación de los beneficios que estos avances tienen en el aula.
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Formación del profesorado.
Se ofrecen formaciones en el uso de las nuevas tecnologías y las TIC, para evitar un desfase entre los contenidos y la forma de afrontarlos.
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Creación de contenidos adaptados a las necesidades del docente.
Elaboración de materiales curriculares inéditos con calculadoras científicas y gráficas, que resulten novedosos y motivadores para alumnos y profesores.
La FESPM y la División Educativa de CASIO se reunirán periódicamente con el fin de dar un giro a la enseñanza de las matemáticas fomentando el uso de esta herramienta didáctica en el aula. La calculadora, bien utilizada, resulta imprescindible para hacer razonar y pensar a nuestro alumnado sobre los resultados obtenidos en un problema, enseñándoles a argumentar y tomar decisiones a las que tendrán que enfrentarse en su vida cotidiana.
En este momento en el que adaptarse a la digitalización requiere rapidez, la FESPM trabaja para difundir herramientas y materiales que sean útiles en el día a día del docente para facilitar su trabajo. Concienciar a la comunidad educativa de este cambio requiere un esfuerzo, pero su finalidad es mejorar la calidad de la enseñanza para profesores, alumnos y por tanto, para el sistema educativo español.
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