Pedro Antonio Martínez es ganador del premio EDUCA al Mejor Docente de Secundaria-Bachiller (2018) y Doctor en Matemáticas y Aplicaciones Científico-Técnicas. Actualmente ejerce como profesor en Valencia y ha encontrado, en los números, su inspiración. En esta entrevista habla sobre cómo nació su pasión por esta materia y ofrece su visión sobre sus proyectos y metodologías.
¿Cuándo supiste que querías dedicarte a las matemáticas?
Hasta donde soy capaz de retroceder en mi memoria encuentro a las matemáticas haciéndome compañía. No sabría ubicar con exactitud el momento en el que me robaron el corazón, pero la decisión de dedicarme a ellas profesionalmente surgió a raíz de una clase de Filosofía. Mi profesora hablaba de Platón, Descartes y la razón. En ese momento algo se encendió en mí y desde esa clase supe que quería ser matemático.
¿Por qué crees que las Matemáticas tienen mala fama entre los estudiantes? ¿Cómo se puede conseguir que cambien de opinión?
Creo que son tantos los factores que nos han llevado a esta situación que sería difícil determinar hasta qué punto ha sido influyente cada uno de ellos. Pienso que las causas son muchas y de diversa índole: el nivel de abstracción que a veces exige la materia, la mala interpretación que se viene haciendo del error como algo negativo (en lugar de verlo como una oportunidad de aprendizaje), la sobrecarga en el currículo, la presión de la temporalización, la elevada ratio en las aulas, el abismo que separa a la escuela de la realidad que vive el alumnado fuera de ella, el estancamiento con el que se trasmiten las matemáticas (y el resto de materias), etc. Todo ello hace que el hastío por las matemáticas arraigue en un elevado porcentaje de la sociedad. Una sociedad, parte de la cual, dedicará su vida a la docencia y continuará el legado, trasmitiendo las matemáticas de la misma forma. Entramos así en un bucle del que es difícil salir si no nos implicamos en cambiar.
Para aportar nuestro granito de arena a este cambio en la visión de las matemáticas nació el proyecto “Emocionar con Matemáticas”. Con él, mi compañera Mª Carmen Asensio y yo, intentamos hacer llegar una perspectiva más amable, conciliadora y real de lo que son las matemáticas y su importancia en el desarrollo científico, social y cultural del ser humano. Para ello, recurrimos a actividades manipulativas (o mateplástica), lecturas dialógicas, cómics, aprendizaje servicio y la consideración de la dimensión emocional del alumnado.
¿Qué es Emocionar con Matemáticas? ¿Las ‘mates’ tienen corazón?
Desconozco si las mates tienen corazón o no, pero sí estoy seguro de que pueden trasmitirse y aprenderse con corazón. Esta es, en realidad, una de las premisas del proyecto Emocionar con Matemáticas. Parece como que las matemáticas quedan absueltas de interrelacionarse con las emociones ya que su mayor sustento es la razón, la lógica y el pensamiento abstracto, pero lo cierto es que no podemos llegar a desarrollar plenamente estas habilidades sin mediar con el filtro emocional. Todo aprendizaje que queremos que perdure en nuestro cerebro debe pasar previamente por este filtro, debe tocar de alguna forma nuestro corazón.
En cuanto a la pregunta de qué es Emocionar con Matemáticas, como ya he comentado anteriormente, consiste en un movimiento educativo que promovemos para ayudar a cambiar la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas. Con él, hemos querido poner en marcha una programación didáctica en el área de las matemáticas donde el conocimiento, el trabajo cooperativo, el juego y la variedad metodológica sea el eje vertebrador del aprendizaje. Emocionar con Matemáticas persigue, grosso modo:
- Iniciar un cambio y mejora en la enseñanza de las matemáticas.
- Generar experiencias interesantes y emociones positivas sobre el alumnado.
- Potenciar la creatividad e imaginación del alumnado.
- Ayudar al desarrollo de la autoestima y autonomía
- Comprender la ubicuidad e importancia de las matemáticas
- Cambiar la visión negativa que se tiene de las matemáticas
- Atenuar el cuadro psicológico de “ansiedad matemática”
- Reducir el anumerismo en la sociedad.
Somos conscientes de lo difícil y pretencioso que resultan estas marcas u objetivos, pero vivimos una situación social de las matemáticas que debemos cambiar y queremos aportar nuestra semilla con este proyecto. Para ayudarnos en esta aventura, recurrimos al cómic, el juego, las nuevas tecnologías, las tertulias dialógicas, el aprendizaje-servicio, dinámicas cooperativas y a la mateplástica. Esta última consiste en aprender matemáticas tocándolas. Planteamos actividades en clase donde hay que manipular diferentes materiales para facilitar la compresión de conceptos. ¿Por qué aprender la descomposición factorial de números naturales sólo de forma abstracta si podemos hacerlo también a través de la construcción de estructuras con policubos? Tocar las matemáticas y conocerlas de cerca ayuda a que nuestro alumnado se relacione con esta disciplina de una forma muy diferente.
¿Qué metodologías empleas a lo largo del proyecto? ¿Por qué?
Dentro del proyecto Emocionar con Matemáticas, el abanico metodológico es bastante amplio y sigue creciendo día a día, no es estático. Entre las metodologías que contemplo durante la realización del proyecto, a día de hoy, cabe destacar:
- Aprendizaje cooperativo
- Aprendizaje basado en problemas
- Gamificación
- Aprendizaje basado en el juego
- Aprendizaje basado en el descubrimiento
- Aprendizaje servicio: donde nuestro alumnado ayuda a otras personas a entender las matemáticas y a transformar la percepción de las mismas.
- Aprendizaje manipulativo: donde se utilizan diferentes utensilios para facilitar la abstracción y el aprendizaje. A veces, es necesario “tocar las matemáticas” antes de asimilarlas.
- Instrucción directa en el aula o a través del Flipped Classroom
- Aprendizaje basado en la creatividad
Y todo ello combinado con las nuevas tecnologías, que no debemos olvidar jamás que forma parte de la realidad de nuestro alumnado por lo que es fundamental educar también en ellas y con ellas
¿Por qué es interesante disponer de un amplio bagaje metodológico? Siempre he pensado en la metodología como el pegamento, vía o conector entre el alumnado, el objetivo de aprendizaje y el docente. Si alguno de estos tres componentes cambia en algún sentido, puede ser interesante utilizar un ligamento metodológico diferente. No tiene sentido hacer uso de una única metodología a modo de receta cuando nuestro alumnado (debido a sus emociones) es cada día diferente, el contenido evoluciona y el docente también. Considero que disponer de un amplio bagaje metodológico es algo fundamental para realizar una buena labor docente y para que el aprendizaje sea lo más significativo posible.
Puedes tener planificada una programación de aula para una sesión determinada y en el momento de comenzar la clase percibas que las condiciones del entorno de aprendizaje no son las que esperabas, entonces el docente debe revisar su abanico metodológico y adaptarse a la nueva situación. Siempre he pensado que los docentes somos grandes matemáticos, pues debemos ayudar constantemente a optimizar el aprendizaje, sujeto a las condiciones que encontremos en el momento.
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