Marta Lluch, profesora de Colegio Reial Monestir de Santa Isabel, comparte su experiencia y su reflexión acerca de la importancia del uso de la calculadora, basándose en su propia metodología de enseñanza para un grupo de alumnos de 1º de Bachillerato.
Educar para un futuro desconocido y profesiones que todavía no existen, nos obliga a replantearnos qué y de qué forma debemos explicar a nuestros alumnos. Es por ello que, en matemáticas, no sólo es importante desarrollar la habilidad para calcular, sino que también tenemos que forzar a nuestros alumnos a pensar y a analizar. Tenemos que hacerlos salir de su zona de confort.
Cuando realizo actividades pensadas para que aprendan un algoritmo de cálculo, no les dejo utilizar calculadoras. Sin embargo, cuando planteo un enunciado más complejo donde lo que quiero es que sepan analizar y enfocar el problema, la calculadora es una herramienta indispensable. De esta forma, ellos invierten su tiempo en pensar en lugar de hacerlo en los procedimientos matemáticos que son más mecánicos, ya que la calculadora puede realizarlos por ellos.
Las calculadoras Casio me gustan especialmente y les gustan mucho a ellos porque la disposición de las operaciones es muy parecida a como ellos las escribirían en el papel, por lo que su manejo es sencillo y muy fácil de recordar. Además, este tipo de actividades se pueden realizar en parejas, de forma que se explican de igual a igual y realizan trabajo en equipo.
En las imágenes, podéis ver a una clase de 1º de Bachillerato realizando una actividad de funciones, en la que la importancia del problema recae en que ellos fueran capaces de extraer la función a partir de un texto, invirtiendo gran parte de su tiempo en plantear el problema. En este caso, la tarea de la calculadora CASIO se basa en funcionalidades útiles como son la resolución de ecuaciones y sistemas y la extracción de una tabla valores.
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