De niña, Ada soñaba con volar, y esa idea le llevó a escribir un libro donde diseñaba un caballo alado de acero que cabalgaba y volaba gracias a una máquina de vapor en su interior, pero aún faltaban cincuenta y un años para que se produjera el primer vuelo en avión.
Cecilia descubrió la historia de las estrellas y el universo, y Katherine, que desde muy pequeña mostraba un talento brillante para las matemáticas, hizo posible que los astronautas regresaran a la Tierra tras sus viajes por el espacio. Sophie tuvo que ser autodidacta, ya que las mujeres de su época no podían ir a la universidad, y Hedy, que soñaba con ser actriz, dejó su huella en la gran pantalla y en la tecnología.
Ada Lovelace, Cecilia Payne, Katherine Johnson, Sophie Germain o Hedy Lamarr son sólo algunas de las mujeres que decidieron dedicarse a profesiones científicas y tecnológicas; mujeres que también fueron niñas y que lucharon por hacerse un hueco en una sociedad que las censuraba por el simple hecho de no ser hombres. Por ellas cada 11 de febrero celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha proclamada por la ONU en el año 2015.
El objetivo es promover entre las niñas vocaciones científicas y dar a conocer la figura de todas aquellas mujeres que a lo largo de la historia dedicaron su vida a la ciencia a pesar de no ser bienvenidas en universidades o de tener que lidiar con la falacia de que sus estudios eran inferiores y que por ello no las tomasen en consideración. Para muchas de ellas tuvieron que pasar años hasta lograr su reconocimiento, algunas tuvieron que publicar sus tesis bajo el pseudónimo de hombres y otras incluso llegaron a disfrazarse para poder asistir a clase.
A pesar de haber logrado numerosos avances en igualdad de género, aún existe una brecha que se intenta romper desde las aulas, dando a conocer más referentes para lograr una mayor participación e inclusión de las mujeres en aquellas profesiones de ámbito STEAM.
Educación STEAM
STEM son las siglas en inglés de ‘Science’, ‘Technology’, ‘Engineering’ y ‘Maths’, es decir, Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.
El objetivo de la educación STEM es aprender estas asignaturas de forma integrada y no como disciplinas independientes. De este modo, se intenta que los estudiantes adquieran diferentes competencias que les preparen para una sociedad cada vez más compleja donde la tecnología adquiere mayor protagonismo.
En los últimos años se ha añadido a las siglas STEM la A de Arte, dando lugar a STEAM. Esta transformación pretende fomentar las habilidades artísticas y creativas, poniendo en valor aspectos como la innovación, el diseño, la curiosidad y la imaginación.
De este modo se integran habilidades multidisciplinares como, por ejemplo, matemáticas y audiovisuales en el caso de los creadores de videojuegos; científicos de datos, que pueden combinar el periodismo y la estadística; o diseñadores industriales, ingenieros y artistas en una misma profesión.
La transformación digital ha tenido un gran impacto sobre el empleo en los últimos años. Es por ello que las carreras STEAM se hacen más necesarias para liderar el avance tecnológico y económico que caracteriza el desarrollo de las sociedades actuales.
Brecha de género: la falta de referentes
La presencia de mujeres en los campos de la ciencia y la tecnología es todavía una asignatura pendiente para la sociedad actual.
Según el Ministerio de Educación, sólo el 26% de las niñas estudian carreras científicas o tecnológicas, a pesar de que el 54% del alumnado universitario es femenino.
Las causas principales son la falta de referentes en los programas de estudio que inspiren a niñas y adolescentes a seguir ese camino. Por este motivo se perpetúan los estereotipos: los niños son buenos en Matemáticas y las niñas en Lengua y Literatura.
En el estudio ‘Las mujeres que nos faltan’, de la Universidad de Valencia, se analizó la presencia de personajes femeninos en los libros de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO): sólo el 11,7% de los personajes relacionados con la ciencia o la tecnología eran mujeres.
Pero, ¿cómo van a querer las niñas parecerse a científicas si no las conocen? Y lo que también es preocupante ¿cómo se alcanzará la igualdad si los niños no aprenden a considerar el trabajo de sus compañeras?
Dando a conocer a mujeres relevantes en el ámbito STEAM y siguiendo un itinerario educativo que valore su trabajo, se puede despertar la curiosidad en las estudiantes, sobre todo en su etapa de formación, ya que se encuentran en edades muy sensibles para reflexionar sobre sus aspiraciones.
Conscientes del trabajo pendiente para lograr la igualdad, desde las instituciones se recogen iniciativas internacionales y nacionales que buscan ayudar y motivar a las mujeres y niñas para que elijan estudios relacionados con estos ámbitos.
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